miércoles, 17 de septiembre de 2008

¡Sigo viva!

Pues sí, aún sigo viva, aunque no lo parezca... y es verdad que he tenido el rinconcito más que abandonado. Desde que cree mi Myspace, pues como que a este lo dejé de lado... Pero nooooo, no lo voy a abandonar, porque en este rinconcito he dejado parte de mí, así que... seguiré guerreando por estos lares...

Y bueno, para celebrar este reencuentro con mi blog, dejaré algo de lo que escribí el otro día... un relato, sin caras, sin nombres...

Espero que guste...

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- No voy a volver nunca más.

- Sí, eso lo dijiste la última vez.

- Pero ésta va a ser la definitiva.

- Eso también lo dijiste –contestó, dejando un tierno beso sobre el hombro.

- Esto no está bien.

- ¿Y qué es lo que está bien? –vuelve a dejar otro beso, mientras sus manos se deslizan por los brazos, dejando que la piel se erizase allí por donde pasaba sus dedos -. ¿Acaso tú lo sabes?

- No. No lo sé. Pero sí sé que esto no está bien –se quejó, levantándose de la cama, alejándose de las manos que la hacían estremecer, aún en contra de su voluntad.

- Entonces no acudas cada vez que te llame –contestó él, encogiéndose de hombros, mientras terminaba de abrocharse los botones de la camisa.

- La próxima vez no acudiré –aseguró ella, agarrando con fuerza la tela de las cortinas, intentando no demostrar que su interior empezaba a derrumbarse -. Así que no te molestes en llamarme.

- ¿Por qué eres tan testaruda? –preguntó él, tan cerca de su oreja que sintió como cada célula de su cuerpo suspiraba por él. “No”, se dijo a sí misma, “aquello debía terminar” -. ¿Por qué no te limitas a disfrutar y dejar que esta parte tuya tan racional lo estropee todo?

- Imposible –contestó, sin girarse hacia él, deseando en parte que la dejase sola, pero en otra lo que realmente anhelaba es que él se quedase con ella para siempre.

- Antes no eras así –suspiró él, mientras se anudaba la corbata, mirándose en el reflejo que la puerta de la terraza le ofrecía.

- Antes no existía nada más que un deseo carnal –corrigió ella, llevando sus manos hacia el nudo de la corbata, evitando mirarle a los ojos. El rubor se extendió por sus mejillas, haciendo que él sonriese, llevando sus dedos hasta su rostro.

- ¿Crees que no me duele separarme de ti? –preguntó, cogiéndola de las manos, obligándola a mirarle.

- No haces nada para remediarlo –contestó ella, mirando hacia otro lado.

- Sabes que no puedo –se lamentó él, sintiendo un nudo en la garganta al saber que ella sufría -. Estoy atado de pies y manos.

- Pues entonces déjame liberarte –dijo ella, volviendo a clavar su mirada esmeralda en sus ojos.



continuará...

1 comentario:

Mara in Fabula dijo...

Bueno, bueno... ¡Y qué vuelta!
Enorme, eso es lo que se me ocurre al leerlo. Ese extracto es simplemente enorme, está muy bienr edactado, tiene mucho espíritu sin necesidad de muchas descripciones ni nombres... Les sobra. La emoción, el sentimiento, la angustia se perciben aunque sólo sean un par de líneas.
Sigue así, pequeñuela, me encanta.
Un beso no tan enorme como tu trabajo, pero si lleno de afecto.

PD:Espero que esa continuación no tarde ;)